domingo, 14 de marzo de 2010

Utopía


Ø  Cumplió su milagro Tomás Moro

Ø  La lamentable muerte de un preso común

Moises Mosheh Mitelhaus Toledo


Es en el marco del bicentenario de la Independencia y del centenario de la Revolución, que cuento con la fortuna de inaugurar esta columna cuyo título esta inspirado en la idea del contenido expuesto en la célebre novela escrita en el siglo XVI: Utopía.
   “Utopía”, describe una sociedad cuya elevada, sino es que perfecta forma de organización social, constituye el ideal de una sociedad democrática. Para muchos es la perfecta descripción del socialismo; por eso a Tomás Moro, autor del libro, se le considera precursor del “socialismo utópico”.
   Recuerdo que cuando leí esta magnífica novela, me identifiqué por completo con las ideas ahí descritas e hice propias las esperanzas de poder algún día contribuir con la construcción de un mundo mejor, partiendo de los elevados y progresistas ideales políticos basados en profundos principios humanos ahí plasmados.
   Además, desde que Rafael -personaje que en la novela narra su experiencia en la República de Utopía- comenzó a describir la isla donde se fundo dicha república, a mi mente, llegó la idea que hasta el momento sostengo: Tomás Moro, basó sus escritos en la última de las naciones latinoamericanas que alcanzó su independencia: Cuba.
   Situación falaz por las fechas en que se sucedieron uno y otro acontecimiento: 1516 la publicación del libro y 1898 la independencia cubana. Sin embargo, mi tesis se refiere más que a un presagio, a una profecía por parte del autor de la novela; si fuera creyente diría que el ahora santo, Santo Tomás Moro, se hizo a sí mismo el milagro de la Utopía.
   La conexión inmediata que establecí con la descripción de aquella república descrita por Tomás Moro y la República Socialista de Cuba, se debe a los increíbles avances que estoy convencido, en Cuba han logrado a partir del triunfo de su revolución el primero de enero de 1959, y también por la construcción de un sistema que considero, es muy superior al nuestro en muchos aspectos, sobre todo en el que estimo más importante: el humano.
   Cuba, cuenta hoy con uno de los mejores sistemas de seguridad social en el mundo, toda su población tiene no sólo acceso a una atención médica de altísima calidad, sino también gratuita, incluso en los tratamientos médicos más complejos y costosos.
   Su sistema de educación erradicó el analfabetismo desde hace ya varias décadas; su alcance es universal; su tasa de alfabetización es la sexta más alta del mundo, sólo por debajo de Luxemburgo, Finlandia, Georgia, Groenlandia y Estonia. Con datos comprobables sabemos que se coloca por encima de la calidad de muchos países altamente desarrollados y es totalmente gratuita hasta la enseñanza universitaria.
   De todos los niños que fallecen por hambre diario en el mundo: ninguno es cubano; cuentan con uno de los índices más bajos de mortalidad infantil en el mundo, colocándose en éste rubro, mucho mejor posicionados que Estados Unidos (EE. UU.), ya no digamos México.
   Todos los cubanos cuentan con una canasta básica que les garantiza el Estado, canasta que dicho sea de paso, anhelarían los más de veinte millones de mexicanos que viven en pobreza extrema.
   No sólo todos comen, también tienen techo y trabajo. Sus logros en materias como ciencias, cultura, deportes, entre otros, son por mucho, los más altos por lo menos en Latinoamérica, y podríamos incluir a muchas otras regiones del planeta.
   Están muy lejos de que su sociedad alcance el grado de descomposición que se vive tristemente en nuestro país. Por si fuera poco, Cuba, es la nación en vías de desarrollo que más ayuda humanitaria presta a países pobres como Haití, y muchos otros; recibiendo a estudiantes y enviando profesores y médicos, sin cobrar o pretender algún derecho sobre el país al que asisten.
   Ahora bien, no soy ajeno, ni ingenuo, sobre la reproducción de mentiras que giran en torno a Cuba, difundidas y patrocinadas desde el triunfo de su revolución por los EE. UU. y la “disidencia” cubano-americana radicada en Miami.
   Sumemos el criminal bloqueo impuesto por nuestro vecino del norte y mantenido pese al rechazo mundial (la votación en la asamblea general de la ONU en 2009: 187 países en contra del bloqueo, tres a favor: Israel, EE. UU. y Palau, y dos abstenciones: Islas Marshall y Micronesia). Así como los más de 600 intentos de asesinato, reconocidos cínicamente por parte del gobierno norteamericano en contra del ex presidente Fidel Castro, y una interminable lista de atentados terroristas en contra de la población cubana.
   También, el uso de los medios masivos de comunicación con campañas de desprestigio, similares –por poner un ejemplo- a la utilizada en contra López Obrador en 2006, pero prolongadas por casi 50 años, y reproducidas por las grandes agencias de información a nivel mundial.
   El achacarle con malicia y sin fundamento mentiras como que no hay elecciones, violaciones a los derechos humanos, o falta de libertad de expresión; o fenómenos mundiales como la prostitución o la migración –ésta última- pese a la inmoral “Ley de ajuste Cubano”, que no sólo es un instrumento de robo de cerebros cubanos por parte del gobierno norteamericano, sino también cabe mencionar que no se le aplica a ninguna otra nacionalidad en el planeta.
   Pese a todo esto, ya que todos los datos que menciono son fácilmente comprobables, no dejo de sorprenderme por la poca capacidad de análisis por parte, incluso, de sectores progresistas y sumamente críticos en cuestiones de materia política interna; y como pese a la cantidad y magnitud de mentiras que se le han comprobado al gobierno de los EE. UU. –como la invención de las armas de destrucción masiva en Irak- seguimos creyendo, difundiendo y reproduciendo las falsedades que en torno a Cuba se dicen.
   Para muestra un botón: el pasado 23 de febrero, falleció, como consecuencia de una prolongada huelga de hambre, el recluso Orlando Zapata Tamayo, en el hospital Hermanos Amejeiras, de la Habana. Dicho acontecimiento, ha desatado una brutal campaña política y mediática contra Cuba.
   Diversos medios internacionales y gobiernos, han acusado al gobierno de Raúl Castro, como el responsable de la tragedia; imputándole al difunto, el carácter de “preso político” haciéndolo ver como un miembro de la “disidencia cubana” o como un “preso de conciencia”, esto, pese a que hay información basta para clarificar el asunto.
   Como lo haríamos con cualquier ser humano, lamentamos profundamente su deceso; sin embargo, entendemos que Orlando Zapata no fue ni por lejos, un preso de conciencia, y fue, hasta después de estar en prisión, que se vinculo con la llamada “disidencia”.
   Orlando Zapata, no fue un recluso modelo, desde junio de 1990 fue arrestado varias veces por “alteración del orden, daños, resistencia, dos cargos de estafa, exhibicionismo público, lesiones y tenencia de arma blanca”, jamás por actividades antigubernamentales, estás las realizó sólo después de su encierro; y fue a raíz de varios actos de violencia en prisión, particularmente contra los guardias, que su condena a tres años, se  agravó hasta 25 años de prisión.
   Jamás fue un preso político, se vinculó a la contrarevolución hasta el año 2001, siendo utilizado por ésta con fines políticos,  y fue alentado a tomar la decisión de hacer la huelga de hambre; los motivos: “reclamaba un televisor, una plancha, un radio y un calentador”, estas eran las exigencias del “preso de conciencia”; exigencias según se ha dado a conocer por diversos medios y en palabras de su propia madre, la señora Reyna Luisa Tamayo
   Comprobar que recibió atención médica con todo el rigor que el caso exigía, incluso el agradecimiento de su madre hacia los médicos por “…todo lo que se esta haciendo por salvarlo…” –según palabras de la señora- es sencillo, hay videos que lo comprueban:
   A quienes en verdad nunca les interesó la vida de Orlando Zapata, fue a los grupos que lo alentaron a llevar a cabo dicha “medida”.
   Hay testimonios del respeto a la vida, que desde sus inicios en la Sierra Maestra, tuvo, tiene y fomenta la Revolución Cubana, tanto al interior, como en los países donde prestan sus servicios los miles de médicos y maestros que colocan a ésta nación en primer lugar en ayuda humanitaria hacia los países del tercer mundo; respeto éste, entre muchas otras virtudes, que hacen de la revolución cubana, según palabras de Pablo González Casanova:
“la menos violenta en la historia universal de las revoluciones, y la que inserta, en las relaciones sociales emergentes, el idealismo de construir un “hombre nuevo” mediante una extraña solidaridad y fraternidad impagables, que se practican a escala local, nacional y mundial, en todo lo posible, como anuncio practicado de una nueva historia humana.” (La jornada 12/09/2007)
   Si hay un espacio en Cuba donde hay graves violaciones a los derechos humanos, ese lugar es la base militar norteamericana de Guantánamo, ésta, sumada a las otras como la de Abu Ghraib en Irak, o Bagram en Afganistan, que los EE. UU. han erigido como fábricas del horror donde se cometen las más brutales violaciones a los derechos humanos, es donde deberían estar los reflectores de todos los medios a nivel mundial hasta que sean cerradas; y no en Cuba, en donde pese a todo: la utopía.


Contra-información
Mi primer recomendación es el libro de Tomás Moro: Utopía; se encuentra fácilmente en formato pdf y puede descargarse gratis de la red o en mi blog: www.hablemosdeloimposible.blogspot.com Informarnos no es más una alternativa, es una necesidad imperante si es que aspiramos a vivir en un mundo diferente: en uno mejor.

1 comentario:

  1. werejo!!! me gusto tu texto, sólo te encargo lo que te dije no? que no se repita por fa jajaja ntc.

    esta muy chido y muuuy interesante ojala se haga comprobarlo por nosotros mismos.

    sigue asi pa que cuando seas escritor y tengas mucho dinero no te olvides de tu amiga vale.

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